Vistas de página en total

¿Recuerdas?

¿RECUERDAS?







Nunca lo hubieras podido imaginar, ¿verdad, Leo?.
      Quién te lo iba a decir, que después de ver tantas películas de ellos, después de leer tantos libros y comics de ellos, tú serías el primero. Pero no en ficción, no en celuloide, ni en papel, sino de verdad.
      Un monstruo, eso eres ahora Leo, un monstruo, un zombi, un muerto viviente.
      Caminas vacilando, dubitativo, tu obtusa mente no sabe realmente lo que busca, pero sí lo que quiere. Quiere sangre, carne.
      Y … ¿cómo empezó este horror para ti y para todos?.
      No lo recuerdas apenas, pero está en tu mente, o lo que sea ahora.
      Todo comenzó cuando en el tanatorio donde tú trabajabas decidieron que el sistema crematorio debía ser más rápido y eficiente.
      La solución la diste tú; desintegrar los cuerpos mediante radiactividad.
      Rápido, limpio y efectivo.
      Y así fue.
      Ganaste reputación, ascenso, dinero, pero … ¿recuerdas Leo?, sí, creo que tu mente grita de angustia por tu … atrevimiento, por tu osadía, por tu ambición.
      ¿La recuerdas a ella, Leo?, a tu gran amor, a tu único amor, tu esposa.
      Murió.
      El cáncer la mató.
      Tú la llevaste al interior del crematorio, serio, sin mostrar sentimientos, pero cuando el proceso de incineración comenzó, rompiste todas las normas de seguridad, abriste del cubículo crematorio, gritando, enloquecido. La llamabas, la llamabas a ella y abriste,¿ recuerdas el ya reinante y sofocante calor que te abofeteó el rostro?. ¿Lo recuerdas, Leo?. Te quemabas pero te abalanzaste sobre ella y su carne de adhirió a ti y la tuya a ella.
      Sí, eso, el contacto tan profundo con la muerte, más la radiactividad que ya actuaba, hicieron de ti lo que eres, un zombi.
      Pararon rápidamente el proceso, pero la radiactividad te inundó y afectó.
      Quedaste quemado, descarnado, pero al mismo tiempo con carne de tu difunta esposa pegada a ti.
      Te llevaron al hospital y a los dos días moriste.
      Te iban a incinerar en el mismo lugar donde comenzó esta pesadilla pero … ¡desapareciste!. Tu cuerpo desapareció y ahora estás ahí, en el cementerio donde tantos años atrás trabajaste, antes de que te trasladaran al tanatorio.
      Allí estás a salvo, seguro, pero … tienes hambre y ¿de qué te alimentarás?. ¿De muertos?.
      Puede.
      Pero prefieres a los vivos, pero  muertos a tus manos y fauces.
      Carne y sangre fresca, o caliente más bien es lo que quieres porque con ellas tu cuerpo se nutre y … regenera.
      Volveré a ser el de siempre, te dices para tus adentros.
      ¡Ja, ja, ja!. Tú, ¿el Leo de siempre? .
      No, reconócelo, eres un monstruo sin sentimientos, una abominación radiactiva y lo peor es que ¡contaminas a los que matas, que se transforman en zombis como tú!.
       ¿Cómo terminará todo esto, Leo?, contesta, ¿cómo?.

                                                    FIN

                                           PABOL  FLAME




3 comentarios:

  1. ¡Buena novelica papá, es increible¡¡¡ espero que algún día hagas la novelica "ellas zombies" sigue con tus entrañables novelicas.

    ResponderEliminar
  2. Sr.Llamax o Pabol Flame, vaya admiradora que tienes y qué orgulloso tienes que sentirte. Por cierto, estoy de acuerdo con ella, que buena novelica de un género al que se le puede sacar mucho jugo, y tú sabes bien como hacerlo. Es breve pero intensa, como nos tienes acostumbrados, manteniendo la espectación en todo momento. Aprenderemos. Esperamos muchas más.
    M.G.

    ResponderEliminar
  3. Muy buena novelica Llamax, totalmente de acuerdo con M.G., en cuanto a la admiradora y en cuanto a tu maestría narrativa, ánimo!!

    ResponderEliminar