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La Mecedora

LA MECEDORA   







Sara se mecía en su mecedora y su mente divagaba en un sinfín de ideas, sueños, anécdotas y más cosas, que se entremezclaban como una gran macedonia.
   De vez en cuando disipaba toda esa metralla de cosas de su cerebro e intentaba centrarse en … en nada.
   Y Sara seguía meciéndose en su mecedora.
   A veces observaba el reloj de pared y se quedaba absorta. Ahora, mientras miraba la aguja del segundero como lentamente, segundo a segundo, pasaba de arriba abajo, como giraba y cumplía el círculo completo del reloj, su mente languidecía tranquila, estaba en blanco o en negro o en … nada.
   Y Sara seguía balanceándose lenta y pausadamente en su mecedora.
   De nuevo las ideas y más cosas fluían a su mente, sin control y Sara intentaba ordenarlas, mas no lo conseguía, pero seguía con su relajante vaivén, bregando con esa miscelánea de pensamientos, ideas y con un suspiro y entrecerrar de ojos, las relegaba al olvido, a segundos atrás en el tiempo. Mas Sara no cejaba en su mecer.
   Y Sara sin darse cuenta dejó su mecer, pues se durmió y   su mente quedó tranquila y soñando en … en nada.

                                              FIN

                                         LLAMAX         
PD: eso creía ella , pues luego vinieron ¡las pesadillas!




2 comentarios:

  1. Muy bueno Llamax, escueto, intenso y muy de tu estilo. Me imagino a qué Sara te refieres y espero que su papa, con lo fuerte que es pueda vencer a las pesadillas. Un saludo
    M.G.

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  2. Totalmente de acuerdo con M.G., una novelica que en muy poco espacio nos haces visualizar el momento de ensoñación en el que se encuenta la niña Sara, muy bonita novelica con un delicioso momento! Qué le ocurrirá con las pesadillas??

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