Vistas de página en total

Las Hormigas

LAS HORMIGAS


Esta es la historia de dos hormigas comunes que formaban parte de un hormiguero ubicado en un hermoso parque, en un talud cespitoso de modalidad ray-grass inglés, mantenido y cuidado perfectamente por los operarios municipales destinados para tal efecto. Estas hormigas se llamaban Osa y Oja.


El hormiguero no estaba gobernado por una reina, sino por un rey hormiga-roja, autoritario y temible, que bajo su reinado consiguió que el hormiguero y sus agujeros se expandieran mediante la construcción de una gran cantidad túneles y vías de comunicación que permitían el acceso a un gran número de zonas de abastecimiento del parque municipal, lo cual fue la envidia de otros hormigueros y de otros insectos de especies distintas. Para el buen funcionamiento del hormiguero, el rey hormiga-roja estableció unas jerarquías para que los trabajos pudieran llevarse a cabo. Osa y Oja se encontraban en los sustratos más bajos, viendo como por encima de ellas se encontraban hormigas más gordas y mejor alimentadas que ellas.

Osa y Oja se encargaban de recoger alimentos para aprovisionar el hormiguero, siendo incansables y trabajando hasta la puesta de sol. Sin embargo, cuando miraban hacia arriba, veían cómo las otras hormigas más gordas pasaban la mayor parte del día devorando los alimentos recogidos y dándose antenazos para estar más cerca y poder comer y devorar junto al rey hormiga-roja. Así pasaban los días para Osa y Oja, con la esperanza de que algún día todas las hormigas pudieran trabajar y comer juntas.

Cierto día, durante un duro invierno, el rey hormiga-roja murió. Todas las hormigas lloraron su pérdida, incluso Osa y Oja, aunque vieron un rayo de luz de esperanza de que el hormiguero cambiaría, y pudieran trabajar y recoger los alimentos sin que se los comieran los demás. Pronto las hormigas gordas que habían por encima comenzaron a devorar el cadáver y a darse antenazos más fuertes para poder quedarse el trono entero o una buena parte de él. Sin embargo, llegó al hormiguero un saltamontes, que no tardó en asumir el mando. Osa y Oja si que vieron cambios, sí, pero no como esperaban.

Todo el trabajo de recogida de alimentos lo recogían las hormigas gordas y se lo ofrecían en bandeja a la reina saltamontes, y ésta a su vez, se vanagloriaba repartiéndola con otros saltamontes y otros hormigueros. Además, como era evidente, la ignorancia de un saltamontes a la hora de reinar un hormiguero no tardó en hacer acto de presencia, teniendo consecuencias negativas para todo el hormiguero: Se recogían alimentos para aprovisionar otros hormigueros y otros saltamontes, se perdieron túneles, pasillos y almacenes que fueron colonizados por otros hormigueros, otras estancias comenzaron a inundarse de agua, las jerarquías comenzaron a difuminarse y cada hormiga gorda sólo se preocupaba de alimentarse así misma y en cómo podía agradar a la reina saltamontes sin mirar ni preocuparse de los sustratos más bajos.
Osa y Oja, desde abajo, insignificantes pero trabajando incansablemente, veían como el hormiguero iba deshaciéndose y cómo su trabajo aumentaba cada vez más para dar alimento cada día a más hormigas, saltamontes y todo tipo de insectos. Este no era el cambio que esperaban.

A día de hoy, Osa y Oja siguen recabando alimentos, arrastrándose por lodos y zonas húmedas, aportando su grano de arena al hormiguero ubicado en el talud cespitoso de un hermoso parque esperando a que llegue el día en que alguna hormiga reine de forma justa para todas las hormigas y que la armonía llegue a todo el hormiguero.

Moraleja: si crees que estás mal se positivo, piensa que aún podrías estar peor

FIN
Las hormigas





2 comentarios:

  1. El autor de esta novelica podría haber firmado como "sutileza",pero sospecho que ya tiene nombre de guerra, ¿me equivoco?. Nos has dado una clara lección de como decir las cosas con finura, sin delatar nombres y como un buen mago, aplaudido por los demás. Me quito el sombrero ante esta gran, entretenida y conocida historia. Un saludo desde el hormiguero. en LAS HORMIGAS

    ResponderEliminar
  2. Magistral, simplemente, una genialidad! Solo se puede comparar a los grandes maestros del cine en la época franquista, que sugerían sutilmente lo que querían decir para escapar de la censura... He disfrutado mucho con esta inteligente fábula para niños... o para mayores? Un saludo a las ufanosas hormiguitas, espero que la gran saltamontes acabe entrando en razón y salve el hormiguero dejando a alguien válido!

    ResponderEliminar