EL CICLISTA CELESTIAL
Me llamo
Julius.
Yo era una buena persona. No hacía daño
nunca a nadie y si podía ayudaba a los demás.
Seguía las doctrinas de Jesús, de Buda, de
Gandhi, de Nomecanso.
Era una persona ejemplar y realmente no
tenía ningún defecto.
Bueno, uno sí y es que me encantaba la
bicicleta ( y me encanta). Era mi pasión. Estaba obsesionado con ella, con
entrenar, con salir los sábados con la peña.
Vivía las 24 horas del día la bici, la bici,
la bici.
Entrenaba duro para dar caña los sábados por
la mañana, almorzar y volver a dar caña.
Morí.
Me atropellaron cuando entrenaba con la bici.
Subí al cielo y allí me entrevistó alguien,
algún trabajador de Dios y me dijo que había sido una buena persona, pero
obsesionado con la bici.
Yo asentí, era verdad.
El tipo me dijo que por ser tan buena
persona ( estar obsesionado con la bici no era ningún fallo ) iba a tener mi
recompensa y me transformó en un ¡ ciclista celestial!!.
Ahora vago recorriendo el cosmos infinito
con mi bici a velocidades lumínicas.
A veces me verás, pero creerás que soy una
estrella fugaz, pero soy yo, el ciclista celestial.
FIN
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