AMANECE
Día 30 de
octubre de 2012. Martes.
Son las 7,30 am y amanece.
Esta semana y la anterior han sido lluviosas
y la hierba está crecida y verde, un verde intenso. Me recuerda a los Pirineos.
Voy realizando mi clásico trayecto al curro
y la zona de campiña abandonada que cruzo es un pequeño tesoro, un pequeño y
aislado trozo natural, de naturaleza, pero temeroso y condenado efectivamente
por ese monstruo llamado ciudad, progreso y mal llamada calidad de vida.
La
tierra está embarrada y mis zapatillas se hacen cada vez más pesadas al
caminar, pues el barro se adhiere a mis suelas, aunque al final cae en pequeñas
levas.
Hoy el día, el amanecer es diáfano y
esplendoroso. Estoy de mal humor, pero la naturaleza, observar la tierra, la
hierba, el incipiente sol, las nubes, la luna, todo el conjunto visual más, hoy
hace aire y el repiquetear de las hojas se oye muy nítido y eclipsan el
desagradable sonido de los coches y de la ciudad, además están los pájaros, con
sus cantos, todo esto hace que me invada una sensación placentera de felicidad
y se disipa ese mal humor.
Camino dirección este y el sol refleja,
delata su pronta salida en las nubes, hoy hay muchas nubes, quizás vuelva a
llover, y el contemplar esas nubes hace
que detenga mi caminar, vacilo, pero me detengo porque ¡el cielo, las nubes
están incendiadas!. Es increíble, sobrecogedor inclusive el ver cómo lenguas
gigantescas de fuego, de lava que son
las nubes iluminadas por el naciente sol, se mueven rápidas hacia el sur, sí,
el viento sopla del norte y hace frío, pero …. ¡las nubes son puro fuego en el
cielo!. Todas las nubes que están encima del Cid están encendidas, naranjas y
rojizas y algún que otro rayo de sol pasa por un costado de la montaña y
dispara un haz de luz que impresiona.
La sensación de esta visión es embriagadora,
con grandes esfuerzos me giro y al oeste está la luna llena, en plenilunio,
amarilla, intensa, enigmática.
Justo debajo de ella, una gran tira de nubes
grises que descansan en un gigantesco colchón de otras nubes algodonosas y
compactas, de un gris más intenso.
Este y oeste, precioso, divino.
El sur, el suroeste empieza a bañarse de la
luz del sol y se ve de un color amarillo o naranja o una mezcla de ambos. Elda
y Monóvar iluminados, una cara de Bolón también y el noroeste gris, oscuro en
comparación.
Toda esta visión, este contemplar del
amanecer en este día concreto, lluvioso, airoso, la hierba esmeralda, las nubes
encendidas, el sol que pugna inexorable por aparecer, la luna llena, nítida y
redonda, los montes y más, muchos más detalles que se me escapan, hace que crea
en Dios, que admire la naturaleza y repudie la ciudad.
¡Qué lástima!, ¡qué pena!, que no podamos
contemplar todos y cada uno de los amaneceres, los ocasos, la magia de Dios,
pues es él el que pinta el cielo con un pincel invisible.
FIN
LLAMAX
PD: esta
novelica está dedicada con cariño a mi cuñado Israel, un buen tipo donde los
haya.
Espero que la complementes con una de tus
geniales e impactantes fotos.
Poética y hermosa novelica llamax, solo los grandes escritores pueden crear de algo tan cotidiano que ocurre todos los días como es un "simple" amanecer, una pieza tan bella.
ResponderEliminarNos tienes muy mal acostumbrados a una lectura cargada de bonitas connotaciones!!
Gracias por esta novelica Llamax!